La actividad física y la dieta moldean el sistema inmunológico

Este artículo publicado en la revista Nutrients, realizado por autores pertenecientes al Departamento de Fisiología del ejercicio y terapia del deporte, del Instituto de Ciencias del Deporte de la Universidad de Giessen en Alemania; en colaboración con la Facultad de Medicina de la Universidad Sigmund Freud en Viena, Austria; describen el papel de la actividad física y la dieta, y su relación con el sistema inmune durante el proceso de envejecimiento.

Inicialmente comienzan describiendo el término inmunosenescencia. Ese término hace referencia al proceso natural y fisiológico por el cual con la edad existe un decremento en las funciones del sistema inmune, afectando tanto a la respuesta innata como a la respuesta adaptativa, además de alterar la constitución de los leucocitos y generar un estado proinflamatorio con producción de mediadores proinflamatorios como la interleucina 6, el factor de necrosis tumoral alfa, y la interleucina 1. La traducción clínica de la inmunosenescencia es una susceptibilidad mayor a infecciones por microorganismos y un decremento en la eficacia de las vacunas.

En cuanto al ejercicio platean que el realizarlo regularmente se asociado con una mejora en la función de las células NK, además de que produce un aumento en la secreción de interleucina 8, generando consecuentemente una migración de neutrófilos. También mencionan que si bien aún hay datos limitados, algunos estudios reportan la mejora en la proliferación de los linfocitos T. También reportan cómo el ejercicio se asocia a una menor expresión de los toll-like receptors (TLRs), lo cual tendría un papel como mecanismo antinflamatorio. El otro mecanismo por el cual el ejercicio es antinflamatorio es debido a que las contracciones musculares cíclicas generan una secreción de interleucina 6, y plantean que el músculo es un órgano endócrino.

En cuanto a la dieta señalan que el triptófano y los ácidos grasos polinsaturados pudieran tener un papel otorgando neuroprotección, previniendo la depresión y ayudando a la homeostasis del sistema inmune. Pero también señalan que la evidencia respecto a ello aún es muy limitada.  

La conclusión a la que llegan los autores es que en este momento la evidencia es insuficiente para llevar a conclusiones claras acerca de prescripción en la dieta. Por el otro lado concluyen que el ejercicio es una estrategia efectiva para una respuesta al envejecimiento favorable. Señalan también que se necesitan más estudios para determinar cuál es la frecuencia con la que debe de ser prescrito el ejercicio; además de estudiar las diferencias en el corto y el largo plazo.

La conclusión a la que llegan los autores es muy sensata, ya que como bien describen a lo largo del artículo, en el caso particular de la dieta aún existe una evidencia limitada. En cuanto a la evidencia respecto al papel del ejercicio desde un punto de vista lógico y metodológico, y a la luz de la evidencia actual aún falta saber las particularidades de la prescripción del ejercicio, pero lo que es innegable es que debe de ser una recomendación siempre presente, aparte de por los beneficios en el sistema cardiovascular, ahora por su beneficio en el envejecimiento favorable sistema inmunológico. 

Bibliografía:

Weyh, C., Krüger, K., & Strasser, B. (2020). Physical Activity and Diet Shape the Immune System during Aging. Nutrients, 12(3), 622. doi:10.3390/nu12030622